¿Cómo encontrar la preciada autoestima?
La inseguridad y desconfianza nos impiden muchas veces llevar a cabo objetivos que son importantes para nosotros o nos provocan mucho estrés a la hora de hacerlos. Por debajo de la inseguridad suele haber miedos, bien sea a no ser lo suficientemente bueno, a estar solo, a que nos pase algo, a la crítica, a no tener lo suficiente… y para sobrellevarlos intentamos controlar circunstancias o factores externos a nosotros. El problema es que ponemos nuestra seguridad en manos de lo que no controlamos, y eso no ayuda a tener más seguridad en uno mismo. En un mundo de incertidumbre, en el que todo está en constante cambio, la seguridad interior tiene que venir de la confianza en nosotros mismos, de tener la convicción de que sabemos adaptarnos pase lo que pase y salir adelante.
Pero entonces, ¿cómo se consigue eso?
Confiando más en uno mismo y enfrentándonos a nuestros miedos
Cuando escogemos actuar y enfrentamos a nuestros miedos, aumenta nuestra valencia y fuerza para seguir con retos mayores. Cada vez que elegimos lo que para nosotros consideramos un “riesgo”, salir de nuestra zona de confort, aumenta nuestra confianza. No es el éxito lo que nos da confianza sino el saber que no nos quedaremos bloqueados en situaciones críticas.
Manteniendo nuestra mente y cuerpo activos y abiertos al cambio
En relación al punto anterior, el cambio y la incertidumbre no tienen por qué ser algo negativo, de hecho en muchas ocasiones habrán sido muy beneficiosos en nuestras vidas. Los retos se convierten en atractivos cuando no buscamos la perfección y queremos superarnos a nosotros mismos. El mantener nuestra mente y cuerpo activos, con aprendizaje continuo, da mayor seguridad para enfrentarnos a cualquier otra circunstancia. Cuando confiamos en nuestra capacidad de aprender es mucho más fácil adaptarse y aceptar cualquier situación nueva (o de riesgo) en nuestras vidas.
Siendo siempre uno mismo
Somos únicos, no hay otro como nosotros, y cualquier persona sabe que una pieza única y especial es de mayor valor. Tanto nuestras virtudes como nuestros defectos hacen que seamos más especiales aún. Ya que lo que consideramos como defectos, no dejan de ser interpretaciones nuestras, cualquier defecto se puede convertir en una gran virtud en el momento y lugar oportuno. De ahí la frase, “siempre hay un roto para un descosido”. Mostrarnos de forma auténtica y aceptarnos por quienes somos, con nuestras fortalezas y debilidades es un punto vital para aumentar la confianza en uno mismo.
No depender de la opinión de los demás
No podemos gustar a todo el mundo. Esto es algo que la mayoría de gente está de acuerdo, no obstante, suele fallar en la práctica. Cuando se entiende la crítica como algo natural entre personas, se deja de interpretar como una ofensa personal, el estar en desacuerdo con la opinión de uno no significa un rechazo a su persona. Siempre se puede aprender algo de la opinión ajena, usémosla a nuestro favor, no en nuestra contra.
Disminuyendo nuestras necesidades
En la economía actual se crean necesidades artificiales que pueden llegar a parecer indispensables en nuestra vida. Esta indispensabilidad hace aumentar nuestra sensación de incertidumbre de lo que pasará en el futuro. Es importante ser conscientes de la mayor parte de las cosas que tenemos o queremos tener no son vitales para vivir y mucho menos para ser feliz. Lo que nos hace libres de todo lo material, no es el poseerlo, sino el conocimiento de que no lo necesitamos, aunque eso no quita para que en ocasiones podamos disfrutar de ello.
En conclusión
La verdadera seguridad en uno mismo reside en el conocimiento de saber que, pase lo que pase, contamos con los recursos y sabiduría necesarios que nos ayudarán a seguir adelante y a afrontar todos aquellos cambios inesperados que puedan surgir en nuestras vidas. Y en caso de no contar con ellos, confiar en nuestra habilidad de aprendizaje, adaptación o incluso de búsqueda de ayuda externa. Excepto la muerte, todo tiene solución, e incluso esta es la solución para la vida.