Uno por la necesidad extrema de dormir, y el otro por la necesidad extrema de paz. bensalut.com
depresión
¿Por qué debería estar triste?
He perdido a gente que no me amaba. Pero ellos han perdido a alguien que los amaba.
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El perdón llega…
… cuando reconoces que nunca hubo nada que perdonar sino que había algo que comprender bensalut.com
Cómo sanar una confianza que ha sido fracturada
La confianza que tenemos en nuestra pareja es elemental para tener una relación sana. Cuando ésta se daña el dolor y la decepción hace que sea complicado poder restaurarla. Todos pasamos por diferentes etapas en el matrimonio/pareja, de alguna u otra forma nos sentimos en algún momento que no podemos confiar en la persona que amamos. He vivido de cerca muchos casos de familias donde el padre o la madre le son infieles a sus cónyuges. También donde han existido mentiras de todo tipo y existe resentimiento que no ha querido sanar. Algunos consejos que pueden ayudar a restaurar la confianza son:
Confrontación y honestidad
Se debe decir todo. Si tu pareja te engañó, te mintió, dijo que iba a hacer algo que no hizo, sufre de una adicción, o dice que ya no te ama, éste es el momento de sacar los trapitos al sol y decir las cosas de frente. Ocultar las cosas es negar una herida, e impedir que sane. Cuando no se quiere aceptar la culpa, aunque sabes que tu pareja cometió una falta, es mejor tener paciencia y analizar la situación. Algunas veces pensamos mal o es fácil adelantarse y sacar conclusiones antes de saber realmente los hechos.
Humildad
Olvida tu orgullo. Después de un engaño y de sufrir una decepción nuestro orgullo se hiere también. Esto no quiere decir que tengas que humillarte totalmente hasta pedir de rodillas que tu pareja deje de mentirte. Me refiero a que debemos de dar espacio para aceptar el perdón. Si tú cometiste la falta, mostrar humildad a tu pareja va a hacer que pueda sanar más rápido la herida causada.
Comunicación
Siempre se debe de tener una buena comunicación para poder restaurar la confianza. Expresar los sentimientos y el dolor, es momento para hablar, no te guardes nada y no tengas temor de decir lo mucho que te lastimaron las acciones de tu pareja. No es momento para hacerte la/el valiente y guardarte todo. Habla para que te escuchen.
Perdonar y olvidar
Si amamos a nuestra pareja y queremos apostar por la relación, debemos perdonarla con todo el corazón. Es contraproducente decir: “te perdono”, y luego recordar sus faltas cada vez que hay una pelea. Si no estás lista/o para perdonar porque te lastimó mucho, intenta simplemente no decirlo, hasta que lo sientas de verdad.
Amor
El amor y la confianza son muy buenas amigas. Si solo tenemos una de ellas, la otra puede desgastarse fácilmente. Después de que tu pareja y tú habéis pasado por un momento doloroso y donde se necesita reiniciar la relación, empezar de nuevo con citas para reconstruir la relación, procurando demostrar lo mucho que se aman.
Paciencia
Es mejor esperar un tiempo para restaurar tu relación. No es bueno tomar decisiones cuando estás molesta/o. A veces decimos cosas que lastiman porque estamos enojados o heridos. Si esperas que simplemente podrás volver a confiar de un día para otro, vas a decepcionarte. E igual: si tú cometiste la falta y esperas que con un perdón todo se arregle mágicamente, vas sufrir la decepción más grande del mundo. Trabaja tu relación, un día a la vez.
Respeto
No insultar y no herir a tu pareja. Es mejor evitar los sobrenombres o las burlas. Tomar todo enserio y no a la ligera. Si necesitas alguien con quien hablar, escoge un miembro de tu familia que va a entenderte y aconsejarte.
Si actualmente vives desconfiando de tu pareja, quiero decirte que sí se puede volver a confiar. Mientras exista amor por parte de los dos, todo se puede lograr. Existen relaciones donde se daña mucho al otro o puede llegar a haber abuso físico o psicológico. No intentes hacerte el héroe: pide ayuda e incluso, si es necesario, aléjate de tu pareja hasta que ella pueda recibir la ayuda que necesita.
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Fuente: Ruth Huppe, familias.
No esperes a que todo el mundo te ame
…La mayoría de las personas ni siquiera se aman a sí mismas
Cada vez que sientas…
…que estás siendo arrastrado por las tonterías de alguien repite estas palabras:
No es mi circo, no son mis monos.
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Cuando ya no somos capaces…
Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación,
nos encontramos con el desafío de cambiarnos a nosotros mismos.
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¿Lo echas de menos?
Muchas veces cuando extrañas a alguien (o algo) simplemente te estas extrañando a ti cuando eras feliz
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Si estás atravesando un mal momento
sigue caminando, lo malo es el momento, no tú.
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La libertad de ser uno mismo
En una sociedad donde imperan los juicios de valor es importante la autenticidad. Hay que conocerse bien y no tener miedo a indagar en nuestro interior.

Occidente ha creado una sociedad competitiva en la que aspiramos al éxito y la excelencia, y no se lleva bien el fracaso. Desde la infancia aprendemos juegos de competición y somos considerados por otros como hábiles o torpes, buenos o malos. En el colegio nos juzgan los profesores y compañeros de clase. Sentimos la presión de tener que ser el número uno en nuestra promoción, en el deporte, en definitiva, en nuestro ámbito. En vez de disfrutar de cada etapa, nos centramos en procurar ganar para alcanzar el primer puesto en todo, y esto va configurando la identidad de cada uno.
El papel de los padres también es básico: frases como “esto es bueno”, “no seas malo” o “esto no se hace” son típicas en el vocabulario de los progenitores. Pero el abuso de este tipo de indicaciones puede menguar el carácter del niño. Crecemos dando importancia a la opinión de los demás y a su mirada, ya que determinan nuestro valor en la comunidad. Una vez adentrados en el mundo universitario y laboral, la cantidad de maneras en las que podemos fracasar sube en escalada. Cada encuentro con alguien puede recordarnos algo en lo que somos inadecuados. Desde el estilo de ropa hasta el corte de pelo. Alguien le dirá que se relaje y disfrute más, otro le reclamará que no trabaja suficiente y que está desperdiciando su talento; alguno le recomendará que se centre en la lectura o que hinque más los codos. Por otro lado, la imagen que proyectan los medios de comunicación también puede generar frustraciones personales. ¿Tiene la presión normal, ha viajado suficiente, cuida a su familia, está al día de política, su peso es el adecuado, hace suficiente deporte, ha visto la última película más taquillera? Este tipo de cuestiones hace sentir que cualquiera no está a la altura de las circunstancias.
El filósofo existencialista Sören Kierkegaard (1813-1855) señalaba que la forma más profunda de desesperación es la de aquel que ha decidido ser alguien diferente. El psicoterapeuta estadounidense Carl R. Rogers decía al respecto: “En el extremo opuesto a la desesperación se encuentra desear ser el sí mismo que uno realmente es; en esta elección radica la responsabilidad más profunda del ser humano”.
Cuando el individuo decide mostrar su verdadera personalidad debe tomar consciencia de qué visión tiene de su persona. Cuando logramos tener esa imagen realista no nos ahogamos con objetivos inalcanzables ni nos infravaloramos con propósitos que nos empequeñecen. Para ello debemos plantearnos metas adecuadas a nuestro carácter. Un ejemplo: el que quiere adelgazar pero no se ve más delgado. Por mucho esfuerzo que haga, no será duradero y volverá a ganar peso, porque sigue sin verse más flaco. Si quiere perder peso de verdad tendrá que cambiar la imagen que tiene de sí mismo y modificar ciertos hábitos mentales y de conducta.
Para ser uno mismo es necesario conocerse y ser consciente de hasta qué punto la imagen que uno tiene de su persona coincide con su yo real y auténtico. Se trata de dejar de verse como una persona inaceptable, indigna de respeto, inútil, poco competente, sin creatividad, obligada a vivir según normas ajenas e insegura. Hay que aceptar las imperfecciones. Cuando logre verse como alguien con fallos que no siempre actúa como quisiera, disfrutará más y se cuidará mejor.
Los epicúreos griegos reseñaban la importancia de ejercitarse en evocar el recuerdo de los placeres pasados para protegerse mejor de los males actuales. Sin ir tan lejos, la indagación apreciativa, un método basado en la nueva psicología positiva que surgió en los ochenta, nos invita a buscar las experiencias más significativas de nuestra vida, descubrirlas y revivirlas. Todos hemos vivido alguna historia positiva y significativa. Rescatarla del pasado y apreciarla en el presente nos dará confianza. Por otro lado, para poder ser uno mismo, uno debe conocer su núcleo vital, es decir, todo aquello que le mueve y motiva para seguir adelante. Esta esencia vital le llena de esperanza, mientras que si uno vive en sus sombras acaba desesperándose, se angustia, se apaga y se deprime. Incluso puede llegar a ser agresivo consigo mismo. Nietzsche decía al respecto: “El mal amor a uno mismo hace de la soledad una cárcel”.
Cuando esto ocurre, es fácil que uno se enclaustre en su pequeño mundo, donde su percepción se vuelve borrosa porque se ha desconectado del importante núcleo vital. Entonces vienen a la cabeza preguntas como estas: ¿qué debería hacer en esta situación, según los demás? o ¿qué esperarían mis padres, mi pareja, mis hijos o mis maestros que yo hiciera? En este estado se actúa según pautas de conducta que, de alguna forma, le impone la gente que le rodea. Esto le reprime y su capacidad creativa queda mermada. Entonces es fácil entrar en rutinas para “quedar bien” y se dejan de explorar nuevas posibilidades.
Cuando uno logra de nuevo conectar consigo mismo se vuelve más creativo y las preguntas cambian: ¿cómo experimento esto?, ¿qué significa para mí? Si me comporto de cierta manera, ¿cómo puedo llegar a darme cuenta del significado que tendrá para mí? Es decir, por fin ha pasado de plantearse qué estarían esperando los demás y empieza a considerar qué es lo que realmente quiere usted. Para ello es necesario abandonar las barreras defensivas con las que se ha enfrentado a lo largo de su vida y experimentar lo que ha estado oculto en el interior. Así podrá llegar a convertirse en una persona más abierta, desarrollará una mayor confianza en sí misma, aceptará pautas internas de evaluación, aprenderá a vivir participando del proceso dinámico y fluyente que es la vida.
Ser uno mismo y vivir sin máscaras implica sinceridad y autenticidad. Para el jesuita Francisco Jálics, ser auténtico es más valioso que ser sincero: la persona sincera dice lo que piensa; la auténtica, en cambio, lo que efectivamente siente. Para ser uno mismo hay que ser soberano de la propia personalidad, es decir, plenamente autónomo y completamente propio. Para ello, además de quitarse las máscaras, debe deshacerse de los malos hábitos y de las opiniones falsas. Debe desaprender. Los filósofos de la Antigüedad aconsejaban incorporar las siguientes prácticas para lograr esta independencia mental: encender la luz de la razón y explorar todos los rincones del alma, filosofar, dedicar tiempo para ocuparse de sí mismo, prestar atención a cada una de nuestras necesidades, evitar las faltas o los peligros, establecer relaciones consigo mismo, adquirir el coraje que le permitirá combatir las adversidades, cuidarse de manera que uno se cure y convertir estos ejercicios mentales en una forma de vida. Como decía el filósofo griego Epicuro, nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para que uno se ocupe de su propia alma.
Lo que los padres dicen y lo que sus hijos entienden
No importa lo que les digamos a nuestros hijos, lo decimos siempre con las mejores intenciones. Sin embargo, ¿estás seguro de que todas tus palabras realmente le hacen bien a tu hijo? Porque a veces pronunciamos frases que no benefician sino que lastiman y hacen que los niños pierdan la confianza en sí mismos.
Las siguientes imágenes fueron elaboradas en base a un libro de la psicóloga Valeria Fadeyeva, en el cual explica lo que los niños llegan a interpretar sobre las palabras de sus padres. Fadeyeva nos da algunos consejos sobre cómo reemplazar este tipo de frases para que los niños se sientan más en confianza con lo que les decimos y no malinterpreten nuestras intenciones.
- Lo que sus hijos entienden
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¿Por qué no el corazón?
Hipnosis clínica.
Todos los días la gente se arregla el cabello. ¿Por qué no el corazón?
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